viernes, 27 de febrero de 2009

Momentos

Bueno, ya casi me había olvidado de que esto estaba aquí. Pocas cosas que decir o demasiadas, la verdad que más de lo segundo que de lo primero. Pero de vez en cuando, en este mundo en el que no se deja morir a la gente porque hay un Dios que nos dio libre albedrío (para que luego vengan sus pastores a quitárnoslo) en este mundo en el que la mierda política se airea a los cuatro vientos de una jodida vez, recordándonos que aquí ni hay, ni ha habido, ni habrá santos a los que adorar por su integridad (pero habrá demonios con cuentas poco corrientes a envidiar) De repente te pasa algo extraño. Bueno extraño, más bien te pasa algo a lo que ya no estás acostumbrado.

Te levantas un día con ganas de ver mundo, haces una llamada, dices que vas para allá, que vayan preparando la juerga… y la jodía juerga se convierte en un amasijo descomunal de momentos espectacularmente íntimos, risas estruendosamente públicas, palabras que salen de tu boca sin permiso y, todo ello, sin estar más cocido que una gamba (que es lo más extraño de todo). Redescubres lo divertido que puede llegar a ser meterse en la cocina a hacer una tortilla de patatas, te sorprendes a ti mismo viendo en la tele una peli bajada de la mula (otrora considerado sacrilegio por este que escribe) y no en el cine (templo de sensaciones casi religiosas digno de ser considerado el invento más importante de la historia) y para colmo te acuestas a una hora considerada normal en el mundo de las personas “decentes” (de todos es sabido que la decencia no es sinónimo de sosería y aplatanamiento mental…)

El día que se acaba tu excursión a ese mundo olvidado, lleno de diversiones cotidianas, de complicidad, de detalles que uno creía ya no le interesaban mucho; te haces muchas preguntas, tal vez demasiadas. Pero la más importante… ¿Por qué cojones cuando te pasan estas cosas los antiguos momentos vuelven a hacerse notar? Supongo que para, así como quien no quiere la cosa, darle salsilla a la vida, recordarte que ellos estuvieron ahí bastante antes, que lo mismo si se alinean bien los planetas y, sabiendo que el tiempo es relativo, el pasado puede volver a ser presente o tal vez el futuro tan sólo haya sido presente. Llegado este momento, es cuando uno se da cuenta de que al tiempo le pueden dar por culo, que te quite lo bailao si tiene cojones y que si hay próxima tortilla… vamos a empezar a pensar en el resto del menú… o no…