martes, 28 de abril de 2009

Experiencia...

Cómo era aquello ¿la experiencia es la madre de la ciencia? Je, cada vez que me acuerdo de un refrán, siento pánico. Siempre he pensado por mí mismo y recurrir al refranero, es síntoma de que estoy dejando de hacerlo, ¿o no?

El caso es que la experiencia, diga lo que diga el refrán, puede ser tu mayor enemiga. Se supone que, cuando la adquieres, no repites errores del pasado (al menos eso pasa con las personas “cuerdas”), pero esto te lleva a un lugar más que peligroso. Aquel en el que no ves que cada persona es un mundo y, en tu mayor estado de estulticia, piensas que se va a repetir lo que ya has vivido; cosa que no tiene el porqué ser así.

Ahora podría enrollarme hasta el infinito divagando mentalmente sobre la experiencia, sobre lo que nosotros percibimos y lo que en realidad está pasando, etc… Y la verdad, es tentador, pero os ibais a cagar en mis putas muelas y con razón (mas que otra cosa por la extensión del texto).

El caso es que la experiencia ajena te puede volver loco pensando en cómo demostrar que tú no eres aquella persona que hizo daño a quien no debía, como no debía y cuando no debía. Ese ya es un gran problema al que, llegada una edad, te tienes que enfrentar por cojones. Pero una vez alcanzas el estado metal adecuado y decides ser como eres, guste a quien guste, y pese a quien pese. Es tu propia experiencia el enemigo de los demás. Curioso tema este… ¿Cómo esquivar todo eso? Pues la verdad, aquí quedaría monísimo soltar una parrafada de tres pares de pelotas sobre que cada uno es un mundo aparte, etc, etc, etc… Pero la verdad, ¿ta jodido eh? Mayormente, porqué quieras que no, uno se cansa de luchar contra fantasmas, ya sean tuyos o ajenos. Esa pelea es tan injusta como desigual y agotadora. Supongo que, dentro de la sabiduría popular más profunda, es a eso a lo que se referían nuestros abuelos cuando decían “veinte años, quien los pillara” porqué siendo sincero, ¿para qué cojones los quieren?, ¿para volver a irse de borrachera?, ¿para volver a trabajar como animales? No lo creo la verdad, esa etapa ya la cumplieron. Me queda la opción de la salud, pero cuando escuchas eso de un setentón que está más sano que tú y de largo, como que no van por ahí los tiros. Pero… ¿y si se referían a no tener miedo al pasado? Es más, y si se referían a poder sorprenderse a sí mismos. Esto que suena a cachondeo, es la mayor putada que le puede pasar a uno. Sobre todo cuando te sorprendes pensado en quien no debieras, cuando no debieras y en la postura que sí debieras (si estás teniendo ciertos pensamientos, fijo que la postura es buena) ya sabes que se está pasando el siroco y lo que significa eso realmente (vamos que la vas a cagar de plano)

En fin que, de momento, y mientras nuestros cerebros no sean discos duros de los que poder borrar cosas a voluntad, la cosa estará jodida, pero bueno, a ver si conseguimos que no haga falta llegar a ese extremo. Total, algún día habrá que dejar de cagarla (pero, de todas estas… ¿Cuál será la cagada?... je je je je, fijo que lo que suceda)

jueves, 23 de abril de 2009

Esto da asco…

La verdad, siempre me pareció exagerada aquella frase de que “España es el país de la pandereta”; y no porqué no nos guste el cachondeo, personalmente juraría que salvo los italianos, no hay europeo que sea digno rival nuestro en una noche de fiesta… (si nos vamos para brasil, me voy callando…) Pero la verdad, hemos pasado de ser los amos de la pandereta, a ser los señores del terror… Y eso ya NO…

Supongo que el señor Rajoy, alias el barbas, estará feliz con el resultado de su maestría política (a ver cuando se da cuenta de que una oposición medio decente, con la que está cayendo, hubiera hundido en intención de voto a los ZP boys, si eso no está pasando, permítame pensar que es un inepto político) ha sido una hábil maniobra eso de meter baza con las pensiones… Una vez, más… España se dirige hacia la catástrofe más catastrófica…

Pues mire don pájaro de mal agüero, me gustaría que fuera su madre y no la mía, la que se está comiendo la olla con que le van a quitar su pensión, con que no va a tener de qué comer, con que tendrá que mendigarle comida a sus hijos, que bastante tienen con lo suyo, con qué tendrá que dar de baja el teléfono y como va a poder hablar con su hija la que vive en Guadalajara ya que, teniendo como tiene la vista, eso de las cartas estará más que jodido… Me gustaría que fueran los amigos de su madre, los que estuvieran en un “¡ay!” constante, pensando que la vida que llevan es demasiado “bonita” para ser cierta, ya que, de todos es sabido, ellos nacieron entre la mierda que nos trajo el enanísimo, vivieron los años del hambre y sufrieron en sus carnes tal cantidad de tropelías y tiranía que no se creen totalmente aquello del “estado del bienestar”. En su mente sigue presente el recuerdo de todo aquello, y como seres humanos que son, no quieren volver a vivirlo.

Me gustaría, don barbas (la educación ante todo) que se metiera sus tergiversaciones por el orto y dijera a las claras que hasta dentro de, ¿cuántos años?, ¿quince?, ¿veinte? Esas pensiones no corren peligro y que, hacer ahora planes para asegurarlas a tantos años vista, es de locos. No tenemos ni puta idea de cómo va a marchar la economía española y mundial en esos años. Y si usted la tiene, abandone la política, créame, ganará mucho más dinero montando un gabinete astrológico. Porte no le falta.

Me ha gustado mucho su maniobra; total, como el pacto de Toledo se tiene que reunir, hay que hacer pensar a todos que es porqué usted lo dice, porqué es urgente, no porqué simplemente toque. Me ha encantado palpar el miedo que están sintiendo unos pensionistas a los que, usted, está consiguiendo amargarles su jubilación. ¿Pero sabe qué le digo? Que si le pillo se la corto, tanto la lengua como lo otro. Haga usted el favor de respetar a nuestros mayores, entre otras cosas porqué ellos han visto más mierda de la que usted verá en su puta vida, y eso forja mucho el carácter. Usted, podrá amedrentarlos otra vez, conseguirá que vuelvan a dormir mal. Que más le da, para pillar la poltrona vale todo. Pero recuerde, que tal vez eso no sea así. Gane las europeas (que ya sabemos que lo hará, total, siempre nos las hemos tomao a cachondeo), crézcase y que sus sueños, al contrario de los de nuestros mayores, sean felices. Yo lo seré cuando vea como se vuelve a ahostiar en unas generales. Voy a disfrutar viendo como vuelve a hacer el ridículo más cochambroso en un debate cara a cara (si es que tiene cojones para ir, que lo dudo mucho, ¿ya se dio cuenta de que había topos? Que lo mismo es tan torpe que ni supo verlo, a ver si espabila y se da cuenta de que en usted, no cree ni su gente) y aunque no lo haga, conmigo no cuente, le digo desde ya que no voto a gente con semejante catadura moral, prefiero a bambi, a Charli Rivel, a Mister Bean, a quien sea, pero de todos es sabido, que no hay mayor mal que el que sale de Mordor… y su partido, cada día se parece más a las huestes de Sauron. Como dijo una persona con las ideas clarísimas “prefiero morir de pie, a vivir arrodillado” y yo no me arrodillo ante el miedo y espero que nadie lo haga. Por cierto, mis recuerdos a Pedro Jei, déselos como él y yo sabemos, con un dedo bien alto ;)

jueves, 16 de abril de 2009

Musas

Supongo que la mayoría ni las conoce. Normal, ellas siempre están al lado de los cuatro zumbados a los que les da por ser músicos, escritores, cineastas… Artistas en general vamos (que se les conozca o no es otro cantar). El problema viene cuando tu musa vuela, se va, desaparece. En definitiva, se da cuenta de que eres un pringao que ya expresó todo lo que tenía que expresar y lo que te queda dentro del coco es poco menos que basura. Ese día, como es normal, ella vuela lejos y rápido buscando otra mente con la que conectar mientras tú te quedas sentado delante del folio/Word con cara de bobo sin saber que pasó.

Pasa el tiempo y ya vas dándote cuenta de qué pasó. Te olvidaste de ella, te dedicaste tanto a cuidar las formas, que perdiste el fondo. Eso, a una musa, pues no le agrada. Poniéndome poético, a una mujer no le gusta que le hagas el amor con una técnica hiperdepurada, le gusta que se lo hagas como te sale de las tripas. Ay pobre de ti cuando pierdes la percepción del lenguaje corporal…

Pero… ¿Qué pasa cuando la musa vuelve? Por momentos te sientes lleno de ideas, te vuelve la sonrisa al estar delante del folio. Te bullen las ideas… Hasta te das cuenta de que es otra musa, de que no ha vuelto nada, de que has encontrado algo nuevo, distinto, apasionante. Tal vez, porque tanto perfeccionar la técnica te vino bien y eso sirvió para que ahora, algo haya cambiado dentro de ti. Algo que atrajo a esta otra.

El problema, que tal vez, y sólo tal vez, el abandono de la anterior te haga ser impaciente y, por ende, quieras exprimirlo todo demasiado deprisa, o demasiado apasionadamente. La ventaja, ya sabes darle distancia a esa musa, sabes cuando retirarte a los cuarteles de invierno y dejarla reposar para que, con un poco de paciencia, todo vuelva a suceder.

Ahora a aprovecharla… Que estuve demasiado tiempo a base de bosquejos, de amagos, de deshechos. He vuelto al camino pequeña bruja, que vuele el teclado, que las ideas no solo nazcan y mueran en el mismo día, que sean libres diga lo que diga la técnica. Nunca creí en ella, por mucho que quisiera convencerme de que sí, ahora ya lo sé, creo en ti pequeña, tan sólo en ti.

sábado, 4 de abril de 2009

Quien te ha visto amigo y quien te ve

Como te va la vida
A mi me ha ido bien
Tan lejano el paraíso aquel…

Es curioso como una letra como esta, netamente treinta añera, se convirtió en una de las canciones más cantadas por los adolescentes allá por los ochenta. Tal vez, esa década prodigiosa de la música (la cual se encargaron de joder los negociantes, faltaría más, van a dejar algo vivo estos…) fue tan prodigiosa porque en su día gustaba pero, con el paso del tiempo, no sólo se entiende mejor, si no que se sufre en las carnes propias o ves como se hace en las ajenas.

Supongo que llegados a ciertas edades (y no agoreros, no, ni me siento viejo, ni he pasado los cuarenta, ni creo que eso vaya a ser un trauma para mí) da cosa ver como alguien fue capaz de poner música a ese tipo de momentos en los que te reencuentras con amigos del pasado. Tal vez, y sólo tal vez, de más cosa ver como a esos amigos la vida no les ha tratado como se merecían, o pudiera ser que sí lo haya hecho, pero nuestra amistad hace que no queramos verlo. El caso es que esto da muchas vueltas, tantas que, cuando sentado en una terraza miras a tu derecha, donde antes había un triunfador, mujeriego empedernido, juerguista hasta la médula, ahora ves a un hombre un pelo maltratado por las circunstancias, delgaducho, solitario, incluso me atrevería a decir que con un cierto halo melancólico rodeando su cada vez más desarrollada calva. Pero miras a tu izquierda y ves que donde antes había una loca peligrosa, maziza como ella sola y, con su sempiterna y deslumbrante sonrisa en la cara, ahora te has encontrado con una mujer enormemente seria y responsable, metidita en carnes y, con la sonrisa más leve de lo aconsejable; tanto, que me atrevería a decir que lo que antes deslumbraba, se ha convertido en una mueca satírica incómoda de ver para quien antaño la conoció. El rayo de esperanza, te lo da mirar al frente y ver como un loco juerguista, enamorado de la vida, que a la chita callando ligaba de cojones el mamonazo, sigue siendo eso, un loco juerguista, enamorado de la vida, aunque, esta vez, a la chita callando, se lo pasa de puta madre con su pareja. Con menos pelo, con mas canas, pero está igual de colgao el tío.

La sonrisa irónica y, tal vez, el por qué de esta parrafada, vino cuando ese loco me hizo a mí ese análisis, aunque más resumido “si no fuera porque te falta algo de pelo y la barba va siendo más blanca que negra, estás asquerosamente igual, pedazo de cabrón”.

De toda esta gilipollez, se pueden sacar varias conclusiones.

La primera que mi amigo es un deslenguao del quince (y bien que hace).

La segunda que, de un grupo de cuatro adolescentes en el que, dos se iban a comer el mundo, y dos se lo pasaban de puta madre estando en este mundo; a dos se los ha comido el mundo y, a los otros dos, les está sentando de puta madre vivir en este mundo.

La tercera, que es buena idea cambiar de tema cuando cuatro personas son conscientes de que dos de ellas han cambiado demasiado y no para bien.

Espero que vuestro camino sea el segundo porque, algo me dice, que todo aquel que se obsesiona con triunfar, acaba fracasando, tal vez porque en esta vida, el truco esté en querer vivir y no en querer triunfar.

Con todo y con esto, que tengan cojones los triunfitos e intenten hacer canciones para que las escuchéis dentro de 20 años y se os ocurran estas gilipolleces… a ver si son capaces…

dedicated, to Minerva en su primer blogversario