domingo, 21 de junio de 2009

Golpes bajos

Supongo que todo dios ha recibido uno, y también supongo que, de no haberlo recibido, se ha perdido algo de esta vida. Desechable, eso sí, pero necesario al fin y al cabo para formar el carácter. Lo malo, que para dar golpes bajos, tienes que ser mínimo amigo de quien lo recibe y… ahí está el peligro.

Uno, que ya se ha curtido en mil batallas y ha sufrido de golpes bajos traidores, ruines y rastreros a mansalva, siempre piensa que ya se ha construido una armadura lo suficientemente resistente, como para encajarlos sin más daños de la cuenta, incluso, sabiendo cual va a ser el golpe, por donde va a venir exactamente, quien te lo va a dar y porqué, pero… Craso error, a esa armadura siempre le falta una última capa. La del cuándo.

Supongo que, mal que nos pese, la mayoría de las veces que pasa esto es culpa nuestra, mayormente por llegar a pensar que te conocen tan bien que, aunque sólo sea por lealtad, amistad o algo más que eso, el cuándo lo van a elegir bien. Pero no suele ser así. También supongo que no todo el mundo sabe medir los tiempos y buscar las situaciones adecuadas, tal vez, las urgencias del día a día, no te permiten medir bien eso, puede ser que sea el nudo que se te pone en el estómago cuando sabes que vas a hacer polvo a alguien y el pobre, no piensa y tan sólo reacciona, o tal vez tu fuerza mental sea el auténtico problema. Tienen tan claro que vas a salir adelante que, Ahí va la babaaaaaaaaa, sin cataplasmas y a lo bruto. Pues lo siento, pero eso no es así. Las armaduras no están siempre puestas y, aunque no nos demos cuenta, vale más callar y buscar el momento, por mucho que el otro sea supermán (las cosas de no ser friky, desconocen que hay puños cargados de kriptonita).

Por si os vale de algo el consejo, y queréis evitar dar vosotros el mazazo mortal, buscad siempre un día de diario para dar las malas noticias. En los fines de semana tenemos demasiado tiempo libre, lo cual se traduce en pensar demasiado. Además, a tus amigos no les da tiempo a quedar contigo para levantarte la moral, por mucho que se hayan enterado del tema y quieran estar a tu lado. Recordad siempre eso, toda armadura tiene un maestro armero que te pilla del cogote y te dice “arriba cagon tu puta madre, con peores toros hemos bregao y salimos por la puerta grande, joder”. (y os lo dice, modestia aparte, un gran maestro armero)

Eso sí, hacerlo en finde tiene su parte buena, te puedes beber el Orinoco recordando aquella obra maestra de la música que decía “No hay cuestión ni depresión que aprenda a nadar. Todas se ahogan en licor, todas se atascan en pan”. Total, al día siguiente no hay que currar y la resaca no estorba. La parte mala, que lo que era una cogorza con amigos, se convierte en una cogorza con tu fantasma favorito, ese que no te abandonará hasta que te mueras. Pero bueno, ya nos conocemos y sabíamos que no nos íbamos a separar así como así. Eso sí, lo siento por ti hijo de la gran puta, pero sé que un día te largaré de mi lado de una vez por todas y te darán por culo en estereo y dolby sunrrún, ¿vale? Si no te lo crees ya lo verás, y si no es así, cuando yo sea otro fantasma ya te pondré la cara como un mapa ya, sabes tan bien como yo que no me asustan las hostias.

Y bueno, cosa que no me gusta, meter links a canciones pero… Esta virguería de batería siempre fue única, disfrutadla:

http://www.youtube.com/watch?v=R3yWP6Xqhso

PD: Gracias por aguantarme, eres un sol Min

jueves, 18 de junio de 2009

Don pringadete…

Vamos a ver… dada la cantidad de veces que he escuchado la misma gilipollez, os voy a contar un cuento…

Un día un pringadete X llegó a la universidad, se dejó los cuernos estudiando como un bobo y, al finalizar la carrera, alguien le dijo “joer macho, que suerte, eres X, ya eres alguien importante, toma un contrato de trabajo”. Nuestro querido pringadete, se hinchó cual globo en un cumpleaños y, sin tener ni puta idea de en qué lío se estaba metiendo, firmó el contrato y se sintió importante. Nada más entrar al curro, ganando lo que nuestro héroe consideraba un puto pastón descomunal (usease, échale unos mil doscientos netos —y estoy tirando por lo alto—) le dio por hablar con el vejestorio aquel que hacía su mismo trabajo (craso error macho, que dulce es la ignorancia) y vacilarle de lo mucho que ganaban. El vejestorio, que está hartito de ver jovenzuelos pavoneándose por ahí, le pregunta su sueldo y, pringadete se mosquea cuando el anciano se parte la polla de la risa y dice “tas de pelotas, a tu edad yo ya ganaba más (aquí, al vejestorio se le olvida decir a la claras que eso es más falso que una moneda de seis céntimos, pero en España ya se sabe que, o vacilamos todos o empezamos a partir caras) Pero el caso es que el tío (que se está hinchando como otro pavo) le enseña la nómina y pringadete se va dando cuenta de eso, de que es un pringadete porque el viejo se toca la polla a dos manos y cobra un huevo más a fin de mes. El caso es que pringadete recibe consejos sabios del estilo “joder qué quieres, estás empezando, tú cállate la boca que, con el tiempo, acabarás ganando más que el vejestorio”. El caso es que pringadete se va conformando, pero no del todo y, cuando toca renovar contrato, se arma de valor y le dice al jefe “eh macho, el vejestorio cobra X, el medio vejestorio cobra X-5% y yo cobro X/2, esto no es plan”. En ese momento, el jefe se dice a sí mismo “joder con el tío éste, ya va espabilando. En fin, como es competente le vamos a subir una pastilla”. Pringadete, da saltos de alegría, (mayormente porque ya gana X-10% —cabe decir que hay mucho ciento—) y se vuelve a hinchar como un pavo. Pasan los mese y pringadete no se entera de que al vejestorio le han subido un 11% (mayormente porqué el vejestorio se lo calla).

Aquí llega lo jodido, ya que, por el camino, los currantes de la empresa convocan una huelga porqué están hasta el puto rabo de trabajar como cabrones para cobrar una mierda a fin de mes. Ese día, el jefazo de pringadete le dice “oye, tú no vas a secundar la huelga, ¿verdad? Estos sindicalistas no se enteran de que se están cargando la empresa…”. Momento en el cual nuestro incauto piensa que el jefe es su cómplice (cómo no lo va a ser, si tan jefes es el uno como el otro) y la responde “si es que la gente cree que el dinero se regala” o alguna tontería de por estilo. El caso es que la huelga acaba o no llega a producirse, mayormente porqué, con el pollo verbenero que se ha montao, los currantes suben su salario un 0.5% aparte de algún plus por ahí perdido. Ahí pringadete se frota las manos y dice “joder, si al que barre le dan un 0,5% más alguna mariconada… a mí me van a dar un pastón”…

Entonces llega el gran día, toca renovar el contrato del mozo y suena el teléfono. Nuestro superhéroe (lo de héroe ya se le ha quedao corto) irrumpe en el despacho del jefe soltando alguna bravata del estilo, “macho yo por menos de cien euros más al mes no renuevo ni loco”. Entonces, el jefe se acomoda las gafas, pone cara de circunstancias y le dice “amos a ver, pringadete. Esto va a resultar algo violento pero… Queremos comunicarte que dentro de quince días estarás en la puta calle”. En ese momento, pringadete demuestra que el apelativo se le queda corto y se convierte en “don arrastrao” al soltar la frase de “hombre, si es por el sueldo, estoy dispuesto a quedarme tal como estoy… pero…”, el caso es que le jefe no le deja acabar le pero y contesta “a ver, supongo que esto no te va a gustar pero… Siendo pragmático, ahora mismo hay un montón de estudiantes recién licenciados/diplomados y emigrantes que, al igual que tú hace años, nos ofrecen un rendimiento aceptable cobrando bastante menos…”. Ahí pringadete no se conforma con ser “don arrastrao” sino que pasa a ser don “alcantarilla” y dice “bueno si es por eso, estoy dispuesto a trabajar por menos, aunque…”. Aquí al jefe se le abre el ojo y le dice “mira, si ahora te pagara menos dinero, a ti nadie te impide ir a un juzgado, poner una demanda por derecho adquirido y que, mi humilde bolsillo (el mismo que guarda las llaves de un mercedes descapotable) vea como tú, al final, recuperas un salario que no se corresponde al precio de mercado”. Ahí ya, nuestro pringadete se acojona más todavía y responde “mi dignidad me impide”… el jefe, que ve que dignidad tienes la misma que un político, responde “ya pero no me puedo fiar de los sindicatos, esos zulos de ladrones que nos llevan jodiendo a ti y a mí desde hace años, si ellos denuncian…”. Aquí ya, nuestro amago de persona hace su última intentona y dice “coño pero si el vejestorio no pega ni golpe, cubra un huevo más que yo y se queda” a lo que el jefecillo, con cara de estar un poco harto responde “ya, pero sale carísimo despedirle… Si eso fuera más barato…”. Total que, tras acciones tan dignas como llorar, patalear y poner el culo en pompa diciendo que te cabe el candelabro si lo mete con cuidao y vaselina, el jefe le manda a tomar por saco que ya le va doliendo la cabeza.

De ahí pringadete se va derecho al enlace sindical y le dice “tío pasa esto, haz algo” el enlace, tratando de no reírse mucho, dice: “sí, ahora mismo le pongo una vela a Santa Rita para que no te pasen la hipoteca…”. Nuestro pobre hombre (ya no vale ni héroe, ni otra cosa) habla con el vejestorio que, después de todo es con quien tiene confianza y éste le dice “a ver, el enlace sindical de los técnicos y colegiados, está puesto por la empresa, mayormente porqué nadie quería tener que cantarle la gallina al jefe”. Cabe destacar que, desde el “mayormente” para adelante, pringadete no ha escuchado ni media del cabreo que lleva y cuando habla con sus amigos la historia se convierte en:

Mira, entre que los sindicatos no hacen nada, que cuesta un huevo de pato despedir a un viejo que no da ni golpe, que esto está lleno de emigrantes y que hay un huevo de gente diplomada/licenciada. Me han dicho que o me rebajaba el sueldo o no me renovaban. Yo como soy muy digno, les he dicho que aquí a mis cojones”. Problema, la peña se lo cree…

Por otro lao, el jefe, hablando con el que prepara los finiquitos dice: “Cagon la, a ver si este gilipollas lo es tanto como para creerse lo que le he dicho y no se cosca de que él, sustituyó a otro pringadete. Que le eche la culpa al gobierno, los derechos de los trabajadores y los sindicatos que pa eso están”.

Y el de los finiquitos apostilla “pues el día que se entere de que vejestorio esta aquí y no en la puta calle porque nos pilló echando un polvo, cariño mío. Le da un síncope, que te lo digo yo…”

Moraleja, si todo dios cobrase lo que dice la ley que hay que cobrar esto no pasaría, si todo el mundo reconociera que es mejor dejar las negociaciones de salarios en manos de alguien “blindado” esto no pasaría ya que, el joven pringadete, hubiese entrado con las mismas condiciones del que ya estaba. Si no hubiera tanto listo que dijera “pero yo les puedo sacar más pasta a fin de mes yendo por libre” no habría tanto mito sobre “la bajada de salarios” cosa que, con la legislación vigente es imposible (por eso la quieren cambiar pringadetes) y si la peña llorase menos, acusase al que es, fuera lista y dijera “me largaron por pringadete, ni por culpa del sindicato, ni de los emigrantes, ni de las mujeres, ni de mi puta perra en bikini. Fui gilipollas y punto… Me creí jefe cuando era un pringao”, lo mismo, se acababa con tanta tontería… Pero como esto está lleno de pingaos…

lunes, 8 de junio de 2009

Las jodías elecciones

Bueno pues ya pasaron y… por fin Mariano ganó algo. ¿O no fue Mariano? Sí hombre, sí. No voy a ser tan malo como para decir ahora que tal como iba la campaña esto no era un Mariano vs ZP. Pero, tampoco hace falta ser muy listo para, viendo el índice de participación, saber que el PP iba a salirse con la suya. Pero (que estas cosas siempre tienen un pero) esta es la “trampa mortal” en la que podían caer y ya están cayendo. Me explico.

De todos es sabido que ZP es una persona con una coña mañanera poco menos de que descomunal y para mí, personalmente, esto lo confirma. ¿Por qué? Fácil, ahora analicemos “el escenario”:

-La que está cayendo económicamente.
-Recuento de votos a nivel nacional, que no regional (uy)
-Ha votao el 46% de los españoles. (uy uy)
-Se ha duplicado el voto en blanco (uy uy uy)
-En Cataluña ha votado el 37% de la cuadrilla (re-uys)

Esto es poco más o menos la pesadilla del PSOE y el sueño dorado del PP en unas generales. Así gana Mariano y hasta Espe (día en el que emigraré a un sitio más tranquilo como Kosovo, Afganistán, Chechenia, Irán, etc). Ahora, a ver como encaja el PP la victoria, porque le puede sentar peor que una derrota. Si se confían y siguen soltando barbaridades como la de abaratar el despido, si siguen con la iglesia y Pedro Jei como guías espirituales, lo siento Mariano, pero te vas a volver a escojonciar.

A poco que suba la participación en Cataluña, sitio en donde el PP no se come ni media rosca, a poco que los famosos “brotes verdes” tiren para adelante, y a poco que Mariano vuelva a sufrir de puñaladas traperas (no me creo que ZP en el segundo debate estuviera tan bien preparado como para darle en tos los morros con las actas del diario de sesiones, así por casualidad) y ataques de “bocazas” (hay que recordar aquella confesión a la periodista del Times creo que era de “nuestra estrategia es meter miedo”, lo cual ya decía que ni ellos se esperaban esta mayúscula hostia económica) Estos se vuelven a escoñar.

Eso sí, hay una segunda lectura que sí debe hacer don ZP de una jodida vez. Déjate de gobernar tantísimo para la prensa, al final, siempre acabas precipitándote por callarles la boca antes de tiempo y, por muchos “paquetes de medidas” que hagas, esto de la economía es algo a largo o largísimo plazo. Que queremos meter triples tirando desde nuestro campo, y eso es una santa gilipollez. Como decía quien me enseñó a jugar al basket “cuando la cosa esté jodida, no te precipites, mira bien, dribla, sujeta la bola, busca, pasa, piensa y si te chillan que les den, que el público y tus compis se ponen de los nervios demasiado deprisa, para eso eres el base”. Esa está siendo tu cagada ZP, te estás dejando presionar, te estás poniendo nervioso y, gracias al cielo, Solbes ya no está (lo siente por él, pero siempre confió demasiado en el corán del libre mercado, la oferta y la demanda, y así no vamos ni a la vuelta de la esquina, a ver si después de esta hostia nos damos cuenta) tómate esto con calma y recuerda que el truco de la economía, es tener un sector dónde se ocupe la gente con escasa preparación académica (digan lo que digan, los curritos son los que levantan la economía de un país). Eso hizo Ansar con la construcción, eso debes hacer tú con más cosas. ¿Con cuales? ¿Para qué se te paga jodío capullo? Si yo tuviera la fórmula mágica, no estaría currando como un cabrón…

lunes, 1 de junio de 2009

Escapada

Bueno, supongo que a estas alturas, todos habéis escuchado alguna vez eso de “necesito una escapadita”. Cosa que está muy bien, uno se relaja… Estooo. ¿Dije relajarse? Bueno, tal vez se pueda lograr eso, pero no cuando, precisamente para no estar todo el finde preocupado por el coche, decides dejarlo en casita. Pero lo que es viajando en esa maravillosa combinación de autobús más avión… Leches te vas a relajar… Ya puedes hacer lo que quieras, planificarlo como quieras, darte el tiempo que quieras… Que “la fauna ibérica” se encargará de que vayas estresao toda la puta mañana… ¿qué no?... pues os cuento:

Uno que se creía veterano en estas lides, se planta delante del pc a mirar los horarios del bus (por aquello de que es el primer sitio a donde vas a subir) y llega a esta conclusión “vale, si el bus llega sobre las 10:10, le meto media hora más por imprevistos, otros cincuenta minutos de llegada al aeropuerto (también con imprevistos incluidos), una horita mas por aquello de que no te cierren el vuelo y quince minutos más por los super imprevistos… Sumo y… sí, con que me pille el avión a eso de la una menos cuarto, yo pa mí que se tiene que liar gorda para que no llegue…

¿Cual es el craso error que comete uno en esta planificación? Desconocer absolutamente la fauna ibérica existente en el ecosistema del viaje… Para empezar, uno se mosquea con que en nuestro bendito autobús ponga un cartelito de “ruta” (para los legos, eso quiere decir poco más o menos que, pueblo que vea, pueblo al que se mete) y aquí nos encontramos con los primeros habitantes peligrosos del ecosistema, el “conductoris lentus de cambius” y los “pasajerus onde ta la pasta”. Los sucesivos encuentros entre estos especímenes, te van poniendo de los nervios, más aún, cuando en un ataque de estulticia suprema miras el reloj y te das cuenta de que has recorrido cincuenta kilómetros en una hora de viaje… (la vespino de mi amigo el Rocky tiene más años que yo, y pa mí que con eso se atreve…). Ahí como buen gilipollas echas cuentas y dices “su puta madre, a esta media llegamos a madriles a… ¡¡¡LAS 11:40!!!” después de que haya cundido el pánico pensando que no llegas antes de que cierren el vuelo, das las gracias al cielo porque nuestro querido conductor de primera… acelera, acelera… y vaya que si acelera… Porqué se ha acabado la zona de ruta eso sí, pero el tío, cual Miguel Indurain desatao en una contrarreloj del Tour, le va comiendo tiempo al tiempo, se va acercando a Madriles, tú vas dejando de jurar en arameo antiguo… Y cuando pensabas que la cosa quedaría en llegar sobre las diez y veinte como muy tarde… Asoma la gaita el puto “lobus m-30”, animal salvaje donde los haya que, sin que te des ni puta cuenta, rodea tu vehículo echando hostias, lo detiene y te acojona a base del terrorífico sonido del claxon aderezado con los “cago en su padreeeeeeeeeeeeeeeeeeeee”, tan típicos del tráfico madrileño. Justo quince minutos después, el puto lobo de los cojones, hace ya el favor de soltar tu autobús y dejarte seguir camino… (total, el lobus ya se comió todo el tiempo que se quería comer). Te acercas al final de la primera etapa… te cambia la cara cuando por fin para el trasto en el sitio, bajas a toda leche en busca de tu equipaje (una jodía bolsa de mano, que te vas pa un finde) y sales disparado para el metro y aquí… Flipas.

Tú, pobre ignorante, creías que ya había pasado lo peor, que el metro es tu salvación… Pero es que no contabas con el siguiente bicho, el “conductoris caraja”, este es la hostia, el tío tarda un minuto en llegar a una estación, y se queda allí tres esperando a que se suba, a que se suba, a que se suba… cagón la hostia puta ¿a quien esperamos? Si se ha subío ya hasta el gato de mi abuelaaaaaaaaaaaaaaaaa, mírale si está ahí al fondo cachondeándose de mí porque no llego y me voy a quedar sin findeeeeeeeeeeee (notese que los tiempos son exactos, tenía que elegir entre cronometrar o cargármelo de una leche e ir al trullo). Después de prepararte tal cisco horario, te bajas de allí tirando para la famosa T4 de los cojones como una puta bala y, oh Dios mío, te encuentras con el siguiente bicho… el “Gallardonis agarratis” y su puto peaje de los cojones, que no vale el bonometro, que no… que para atrás como los cangrejos para sacar el puto ticket mientras el tiempo va para adelante como las flechas… El caso… miras el reloj, ves que la cosa está jodida pero no imposible y… ahí conoces a los “Maletus gigantis”. Como se nota que aquí ha cundido el pánico con eso de la crisis, porque macho, en este país ya no se queda ni el gato, va to Dios por el aeropuerto con unos pedazos equipajes que es que esos tíos no piensan volver aquí ni de coña, la virgen santa, para eso que le pongan ruedas al armario y tiren para adelante… Pero bueno, el caso es que estos personajes van en fila india con los carritos T4 para adelante y con una tranquilidad que ya te va mosqueando… Tú, pardillo de ti, decides adelantarlos por la derecha (meterse entre ellos es imposible, el equipaje acaba justo en el culo del de adelante) buscando el mostrador para la tarjeta de embarque (a la maquina, yendo tan justo, ni te arrimes, que ya no funciona)… Y aquí conoces al bicho más peligroso del ecosistema y con diferencia “el hijo puta del carrito”, que es que lo es y con ganas. Tu le ves a lo lejos, notas que te ha visto, que se ha fijado en ti, en tu mente crees que el tío no te va a putear, no ves el motivo, pero el caso es que, cuando llegas a su altura, el hijo la gran puta te embiste con el carrito de los cojones a la altura del tobillo y tú pegas un brinco de tres pares de huevos pa esquivarlo mientras gritas “arbitro penaltiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii” pero el cabrón no lo pita porqué no te ha roto le pierna (joder, pero lo intentó, que me vio venir, que lo sé yo). Ahí te entran las dudas razonables entre darte media vuelta y hacer que “el hijo puta del carrito” esté cagando dientes tres meses por lo menos, o ser sensato y sacarte la jodía tarjeta de embarque…

Al final eres sensato… Y te sacas la tarjetita de los huevos mientras horrorizado ves en el monitor las palabras “last minute” (o algo así, vamos que llevas la hora pegá al culo fijo) Total, que sales espitao pa la puerta “J-algo”, sigues espitao, te espitas más todavía, te sale humo de las suelas espitadas y no ves la puta puerta de las narices. Que ya cuando la localizas ahí a tu izquierda te entran ganas de seguir andando y decirle a la tripulación que no se moleste en llevarte. Total, con lo que llevas andado, tiene que faltar muy poquito para llegar. Pero vamos, aunque te vayas a Tegucigalpa, me cagon la…

El caso es que ya te ves invencible, te has montado en el avión, has llegado a tu destino, ya nadie puede impedir que llegues a tu esperado hotel a la hora pactada… Salvo el último bicho que faltaba por aparecer el “cabronibus del cercanías”. Este elemento, al mando de su tren, ve como sacas el billete en la puta maquinita, como vas acelerando para entrar el tren junto a unos cinco prójimos más y… en un alarde de civismo, el so cabrón (que al igual que “el hijo puta del carrito”, te ha visto de lejos) intenta cerrar las puertas. Ahí ya te salva la coordinación con el resto de viajeros; un inglés se tira como un león a por una puerta, tú como un jabato a por la otra, abres aquello, entran los demás y tú te metes ahí de milagrito. Pero ya pasas de cabrearte, ya lo has logrado, ya si que no hay forma de cagarla… Hasta que el cabronibus para el tren, supongo que para que la peña observe el hermoso paisaje que nos rodeaba… usease… La hierba, y encima de la que no se fuma… Eso sí, tú, para no perder los nervios a última hora te dedicas a verla crecer para relajarte, total, la media hora de retraso final (que el acumulado entre fase y fase ya se ha salido del mapa) no te la ha quitado nadie. Cuando arranca te vas temiendo la siguiente, pero, por fin, no pasa nada más y llegas a tu destino; más estresao que el conejo de Alicia (el de cuatro patas, que os veo venir, mal pensaos) pero llegas… Y ahí ya, cuando la persona que te estaba esperando te mira e inocentemente te dice “pareces estresado”… No sabes si contarle toda la odisea porqué lo mismo esto sólo ha sido el comienzo (que ya te estás temiendo el viaje de vuelta). Con lo cual, aparte de acabar pensando que, a este paso, vas a necesitar unas vacaciones de la escapada, decides darle un besín y soltar la famosa frase del “si tú supieras… si tú supieras…”