viernes, 23 de enero de 2009

Una de espías…

¿Quién no ha sentido alguna vez fascinación por el mundo del espionaje? James Bond aparte (personaje muy carismático, pero muy poco creíble) la historia nos ha dejado espías míticos como Mata Hari, D’eon de Baumont (a modo de curiosidad, de este en concreto, hasta que la palmó, no hubo huevos a saber si era hombre o mujer) y un largo etcétera de espías anónimos (usease, los reales) que han entregado al “enemigo” los secretos mejor guardados de cualquier tipo de gobierno, empresa o equipo de fórmula uno (claro indicativo de que ahí se mueve pasta de cojones)

Se podría discutir mucho acerca de si, precisamente por estas cosas del espionaje, sería mejor para todos que los “secretos de estado” estuvieran siempre en manos de mujeres (no es por ser feminista, pero hay demasiados hombres que piensan con el pijo, y contar algo a cambio del revolcón del siglo, es una tentación muy comprensible entre nosotros) pero ahora mismo no creo conveniente entrar en esa polémica. Me ha gustado más lo que ha salido a la luz estos días en la comunidad de Madrid, no tanto por el espectáculo vergonzoso que se está dando, como por lo que estoy alucinando con mis capacidades “adivinatorias”, me explico:

Hace unos meses, antes de que los españolitos acudiéramos a las urnas, un amigo y yo charlábamos sobre lo que supondría una victoria socialista. Nos echamos unas risas vaticinando que la cúpula del PP, tan cohesionada como quería hacer ver, no tardaría mucho en tirarse de los pelos buscando su sitio preferente en la poltrona (en su defecto que su “amigo” del alma, ocupase la famosa poltrona —usease, el que deje enchufar más gente en donde toque y, por qué no, pegar algún pelotazo económico importante—) Pero la verdad, tengo que admitir que ni en nuestros chasacarrillos más crueles sobre la derecha española en general y Esperanza Aguirre en particular, llegamos a imaginar lo que parece ser que ha acabado pasando… Y es que, parafraseando a Trillo “manda uebos esto”.

Una vez uno para de reírse (joder… si espías al aliado, mejor no pensar que le harás al enemigo) le da por ponerse a pensar sobre las consecuencias de esto… y la verdad, lo siento por Pedro Jei pero, caso de que esto se confirme, le acaban de comer a su dama de ajedrez. O sea… En un país normal, cuando esto sale a la luz, el político de turno e averguenza, se disculpa y se pira de la vida política, mayormente porque no se pueden emplear fondos públicos para financiar intereses personales (señores madrileños, se empieza por aquí y se acaba pagando las facturas de las putas del presi de turno, no lo olviden para por si luego se quieren quejar de algo) si no porque esto es violar los derechos fundamentales de una persona (que yo puedo entender que lo haga el estado en según qué casos, o un prójimo cuando quiere saber si le pueden colgar chaquetas en la cabeza o si su hijo va los findes harto de farlopa) Pero ¿para medrar políticamente? No oigan, que suena ya a cachondeo. Eso sí, pase lo que pase, antes muerta que dimitida (pero vamos, que eso no es patrimonio de Esperanza… En este país o te dimiten o te echan, pero tú, así por las buenas, no te piras de ningún lado)

En fin que, morbosamente, tengo ganas de descubrir el siguiente capítulo del culebrón PP, mayormente por que me encanta ver hasta dónde son capaces de llegar para alcanzar su parcelita de poder (mira que pelearse por una parcela ahora que estalló por fin la burbuja… ains menos mal que tienen mucha vista económica en ese partido)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues mira, yo estoy que doy botes con las orejas, porque está claro quién ha sido, y si ellos (los políticos) se permiten prejuzgar y saltarse la presunción de inocencia por el forro en el caso mariluz, yo como jurista me permito el lujo de pasarme la presunción de inocencia de la señora esa por el arco del triunfo, ojalá se demuestre que ha sido ella y la manden a su puta casa a redecorar el salón, a ver si deja de dar por culo de una buena vez. He dicho.